" pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis."
Genesis 3:3
Esta fue la advertencia para Eva respecto al fruto de la ciencia en la narración que revela el libro del Génesis.
Ella solo debía alinear sus deseos y acciones a la instrucciones del Padre, suena fácil; cierto? En realidad era tan fácil como hacerlo o... No hacerlo.
Diariamente nos encontramos en esta encrucijada: lo digo o
no lo digo? Lo hago o no lo hago? Respondo el mensaje o lo ignoro?
Pruebo o no pruebo? Reclamo o sufro el agravio sin defensa alguna?
Escucho o me voy?
Cada momento en el que debes tomar una decisión estas
dentro de la universidad de la dependencia y el gimnasio del dominio
propio; es decir, que sólo al encontrarte en la situación de decidir puedes
aprender a preguntar: Padre que hago? Abba que te parece mejor? Y luego
que Él te de la instrucción estarás en el ejercicio mismo del dominio
propio al hacer la voluntad de Dios y no la tuya.
Nuestra capacidad de decidir por la voluntad de Dios es el
trampolín que nos impulsa a la seguridad de la dependencia del Padre y
la firmeza del dominio propio. Tal vez esto se lee como un reto absolutamente inalcanzable, pero a Dios
gracias que no estamos solas en este proceso, bueno es el Padre quien
puso su Espíritu Santo como ayudador nuestro a quién podemos pedir y nos
responderá.
Ánimo mujer de propósito!
Ánimo mujer de propósito!
Podemos ser mujeres dependientes y con dominio propio gracias a la GRACIA depositada en nosotras.
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