“Yo iré delante de ti y enderezaré los lugares torcidos…” Isaías 45:2
Sé que hemos escuchado muchos refranes y aunque muchos son graciosos; otros no tanto, incluso entiendo que algunos (en otro tiempo) los utilizaba para maldecir a otra persona e incluso a mi misma inconscientemente.
Hoy vamos a hablar sobre uno muy “famoso”, y es que ¿quien no ha escuchado: “Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”?
El árbol de mi vida
Ha habido momentos que lo hemos referido en relación a nosotras mismas pero con otras palabras: “Yo soy así y no voy a cambiar”, ahora bien ¿será cierto que árbol que nace torcido jamás su tronco endereza? ¿Será que si yo soy de una manera, no puedo cambiar, no puedo mejorar?
¡Pues claro que sí puedes cambiar! Pero depende de quién te apoyes para enderezar tu árbol; ya que si lo intentamos hacer con nuestras propias fuerzas, podemos empezar bien pero tarde o temprano vamos a fracasar, es decir, que ciertamente el árbol de nuestra vida quedaría torcido. Sin embargo si determinas ponerte en manos de Dios, entonces no existe alguna razón para decir, “yo soy así, no tengo remedio, no voy a cambiar nunca” o alguna otra frase que afirma un cambio inalcanzable.
Alguien más lo vivió
Esta lucha con la torcedura de nuestros troncos no es para nada nueva ya que el apóstol Pablo se vio muchas veces en ese punto y lo podemos contemplar en este versículo:
“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo sino el pecado que mora en mi”. Romanos 7:19-20
Podrás ver que el verso anterior parece un trabalenguas pero si lo lees detenidamente veras que tiene mucho que ver que con nuestro tema pero dicho en otras palabras.
Entender para avanzar
Hace un tiempo pensé eso mismo de mí... Soy un árbol torcido, quiero hacer lo bueno, pero no lo hago!!!
Y sé que tal vez tú también te has encontrado en esta situación, de hecho varias veces me he preguntado porque hay cosas de mi temperamento que parecen no enderezarse nunca, A Dios gracias que entendí que sola no puedo y esto es lo que Dios nos dice:
“Yo iré delante de ti y enderezaré los lugares torcidos…” Isaías 45:2
“¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro, de la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estas en mis manos?” Jeremías 18:6
Dios es especialista en enderezar cosas torcidas, en tomar lo que sale mal y volverlo a hacer como sucede con el barro y el alfarero. Así que cuando estés a punto de tirar la toalla porque volviste a hacer o decir aquello que no querías, entonces recuerda que eres barro y Dios es tu alfarero.
Una reforma al dicho
Así que concluyamos así; “Árbol que nace torcido, el poder de Dios lo endereza